GATC Gernika-Lumo: CINCO PUNTOS BÁSICOS EN LA IMAGEN DE UN COMERCIO

ASPECTOS QUE NO SE DEBEN OLVIDAR EN EL DISEÑO DE UN ESTABLECIMIENTO COMERCIAL

A la hora de materializar un proyecto de apertura o reforma de un comercio hay que tener en cuenta una serie de aspectos en conjunto, porque todos ellos van a contribuir a la imagen que de ese comercio a sus clientes. En ocasiones se descuida alguno de estos aspectos por estar especialmente preocupado por otro, por ello es fundamental tenerlos todos en cuenta para no descuidar nada.

LA FACHADA:

Es realmente importante puesto que es la primera percepción que el cliente va a tener del local. Hay que tener esto muy en cuenta: la función de la fachada es provocar la entrada del cliente al comercio.

Teniendo esto en cuenta es conveniente eliminar cualquier barrera arquitectónica que pueda suponer el más mínimo impedimento a la entrada.

También es preciso desechar la idea preconcebida de marginar la entrada para ganar escaparate. La ubicación de la entrada debe ser lo más natural posible para favorecer el acceso y no debe estar escondida ni dificultada.

Una vez terminada la fachada será labor del escaparatista el jugar con el espacio disponible, pero no al revés. Por tanto, lo primero será el diseño de la fachada y lo segundo el escaparate.

LA ARQUITECTURA/MOBILIARIO:

Son dos conceptos tan íntimamente relacionados que es necesario mencionarlos conjuntamente. El primer consejo de tipo general sería que facilitara al máximo la flexibilidad de usos.

Porque una cosa es lo que uno piensa y otra muy distinta la realidad, por tanto, el verdadero funcionamiento del mobiliario no se aprecia en su medida correcta hasta que se ha puesto a prueba, por ello es interesante poder hacer cambios en la disposición, en los espacios,…

Por otra parte, el mismo mueble debe ser capaz de, con un mínimo cambio (por ejemplo de algún accesorio) de poder servir para productos de diferente tamaño, como pueden ser ropa corta de verano y abrigos de invierno.

El mobiliario debe permitir al cliente acceder al producto, tocarlo,…y debe servir también para invitarle a entrar en el comercio y a captar su atención para que permanezca en el establecimiento el mayor tiempo posible.

EXPOSICIÓN DE PRODUCTO Y MODULACIÓN:

En la exposición del producto interesa provocar la modulación, es decir, romper las cadenas de exposición. Esto se consigue alternando modos de presentar la mercancía, por ejemplo, un espacio con ropa apilada seguido de un maniquí de pié y después otro espacio con ropa expuesta verticalmente.

La cuestión es que el cerebro tiende a simplificar y si la exposición no se modula el tiempo de atención que se preste va a ser mucho menor que con una exposición modulada que obliga a la vista a detenerse en cada tramo.

Por lo general la abundancia de producto expuesto induce más a la compra, de la misma manera que la gente dentro de un local atrae a más gente aún. Las exposiciones repletas de producto son mejores que aquellas con escasez.

Sin embargo una exposición de tipo minimalista puede ser recomendable para productos exclusivos y de alto precio. Todo dependerá de la imagen del comercio y del producto.

ILUMINACIÓN:

Este factor es importante tanto fuera como dentro del establecimiento:
Fuera: si la fachada está menos iluminada que el exterior produce un efecto espejo en los escaparates por lo que el cliente no ve el interior sino su reflejo anulando por completo todo esfuerzo en escaparatismo por un simple juego de luces

Dentro del comercio: la iluminación fluorescente tiene la ventaja de ser barata, pero hace que sea difícil ver los colores reales del producto, por lo que puede ser necesario complementarla con otro tipo de luminarias como halógenas o incandescentes focalizadas al producto.

Otra cuestión a tener en cuenta es el posible deslumbramiento para lo que hay que evitar los focos dirigidos a la cara del cliente debiendo apuntar siempre hacia abajo y hacia el interior del local.

MATERIALES:

La clave para elegir el material es que sea bueno, barato y funcional. Los decoradores defienden el uso de ciertos materiales por su estética, no por su funcionalidad.

Por tanto, se deben elegir los materiales atendiendo a lo siguiente: que sean funcionales, que tengan un buen envejecimiento, que sean fáciles de mantener, que su imagen sea adecuada para el comercio y que sean baratos.

Puede parecer simple pero no lo es tanto, elegir los materiales adecuados puede ser la diferencia entre tener una buena imagen comercial limpia y aseada y tener que realizar una nueva inversión al cabo de poco tiempo porque los materiales no ha resistido el uso, se ha deteriorado, no son funcionales,…

Podemos poner cientos de ejemplos desde baldosas que se convierten en pistas de patinaje con un poco de agua a suelos que siempre están sucios por más que se limpien, etc.